Soy padre de un niño acosado durante
más de cinco años en dos centros de San José de la Rinconada.
Al
igual que otros padres que inician esta organización, considero que
la existencia de acoso escolar no es más que otro reflejo del
carácter depravado y enfermizo de nuestra sociedad. Cabría decirse
que aunque es uno de tantos síntomas, al manifestarse en el eslabón
más joven y tierno social, implica una gravedad y un alcance que
afectará a todas las generaciones venideras.
El modelo social y cultural en nuestro
país, arrastrados por el modelo político y económico, carecen de
valores humanos, están conformándose en torno al mantenimiento de
unas relaciones de desigualdades, abusos, humillaciones, vacio
personal, alienación, incultura, manipulación, carencia de empatía,
sentido de la propiedad de cuanto conforma nuestro entorno, carencia
de sentido social, inexistencia de futuro, etc..., todo ello como
continuación de un régimen que mantuvo estos principios durante
cuarenta años, y que los sucesivos gobiernos mantuvieron con un
ligero barniz superficial hasta nuestros días.
Las agresiones a las mujeres, el odio a los inmigrantes, la insolidaridad, la corrupción, la intervenciones militares fuera de nuestras fronteras, son manifestaciones de que el fascismo hace muchos años que está presente en nuestra sociedad, manifiesta que el modelo social de economía capitalista fomenta relaciones de agresión y opresión en todos los niveles de la sociedad. Son relaciones de opresión que motivan una ruptura en el comportamiento humano y natural entre cada elemento.
Es por todo ello muy difícil tener
esperanzas de un cambio desde la base sin plantear un cambio social y
político, ni siquiera podríamos confiar en un cambio de gobierno,
es preciso un cambio de sistema social y político que transforme las
relaciones sociales.
Los padres de niños que sufren o han
sufrido acoso escolar en La Rinconada, en nuestras reuniones
habituales para analizar la situación de nuestros hijos, hemos
coincidido en la falta de interés práctico tanto de la Junta de
Andalucía como del Ayuntamiento de La Rinconada de los problemas de
acoso escolar. En el caso del Ayuntamiento, no podemos considerar la
realización de un minicurso para una decena de profesores como un
acto de voluntad para cambiar la situación de acoso. Tampoco la
Delegación de Bienestar Social, llega a cumplir un papel activo ante
el acoso, tienen un simple carácter “espiritual” para consolar
a los acosados sin ninguna actuación eficaz contra los centros donde
se realiza acoso de forma casi sistemática.
Son actuaciones de cara a justificar su
labor gestora, sin llevar soluciones contra el acoso laboral.
Un papel similar es, según nuestras
esperiencias, el realizado por la Inspección de Trabajo,
perteneciente a la Junta de Andalucía, y que en el conflicto que
genera un acoso entre padres y centros educativos (cuando no actúan),
no participa como mediadora, sino que automáticamente se alinea con la
dirección de los centros, con muchos de los cuales mantienen una
visible amistad.
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